EL
TIEMPO
Después
de muchos años
lo
ha visto de pronto pasar
junto
a ella mientras pasea por la ciudad,
y
un relámpago
le
ha sacudido el cuerpo entero.
Ella
lo recuerda aún con pasión
a
pesar del transcurso del tiempo
y
de vivir un estable y apacible matrimonio.
Pero
los residuos de aquel primer amor
están
ahora asaltándola, embistiéndola,
entonces
decide deshacer el camino
y
volver a su encuentro.
A
paso ligero recupera pronto su estela,
ya
lo tiene cerca, casi a su altura,
se
regodea en el ardoroso juego de perseguir
su
semblante, su caminar.
¿Qué
le dirá ahora cuando le dé alcance
y
lo llame por su nombre?
Pero
el otro, mientras ella se lo piensa,
vuelve
con indiferencia la cabeza, no la reconoce,
y
la despechada a su vez tampoco.
Todo
ha sido un espejismo
deformado
por el paso el tiempo,
pues
la imagen de su marido
se
superpone entre ambos
y
crea ahora una barrera infranqueable,
de
tal manera que a la presunta confundida
no
les resta otra alternativa
que
una amable disculpa.
(Fotografía: Carmen Molina Cantabella. www.cantabella.es )
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