FULGOR
Tú,
Lamia, luz y amante
de
mis días y noches,
que
tan distinguidamente
me
custodias, te doy
las
gracias por tu amor,
por
decirme siempre
esas
noches y días:
“Cómo
podremos resistir, Licio,
este
fulgor
sin silenciarlo.
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