NOVIEMBRE
DE ORO
Con
el buen tiempo reinante este mes de Noviembre que se nos va, la
llegada en patera de más de 600 inmigrantes ha dejado 'perplejos' a
las autoridades de la Región de Murcia. Parece mentira que no haya
previsiones o indicaciones desde los gobiernos, bien central o
regional, para detener esta escalada de seres humanos que llegan a
nuestras costas huyendo principalmente del hambre y de las guerras.
Parece mentira...
Este
asunto, para mí, se llama mala gestión, mirar para otro lado o
indiferencia ante un gravísimo problema que no deja de remover las
conciencias a los ciudadanos que nos vemos impotentes leyendo o
viendo los informativos, sin poder hacer nada. ¿Pero es normal que
nuestros gobernantes no resuelvan esta crisis humanitaria? ¿Ellos
tampoco pueden hacer nada? Me gustaría saber la cantidad de millones
de euros que se mueven en estas mafias y adónde va a parar ese sucio
dinero. Sería bueno que de una puñetera vez los gobiernos de Europa
en colaboración con los estados africanos detengan este lastre, que
está causando muchas muertes y desplazamientos, y a su vez,
enredando la vida de países como España que no están preparados
para aliviar estos sucesos.
Eso
sí, declaraciones bochornosas de delegados del gobierno, presidentes
regionales o presidentes o primeros ministros de diferentes países,
que tratan de explicar algo inexplicable por su inutilidad, pasividad
o incapacidad. Ellos sí que saben de donde parte el problema y los
dirigentes africanos también; es una gran calamidad lo que está
ocurriendo en estos principios de siglo XXI en todo el Mediterráneo,
que es ya un cementerio marino, amparado en sociedades que se creen
progresistas en el sentido más postmoderno, con tecnologías de las
que siempre se presume y luego son capaces de dejar morir o ir
recogiendo por aquellas aguas míticas cadáveres, o bien,
inmigrantes que van a parar a campos de acogida o de refigiados que
luego viven en condiciones infrahumanas, pero que probablemente sean
mejores que las situaciones personales que viven estos pobres seres
humanos en sus diferentes países.
Señores
gobernantes de Europa, de España, delegados del gobierno regionales,
autoridades todas, de la región de Murcia, de Almería o Salamanca,
de Barcelona o Sevilla, creo que ya está bien, solucionen el
problema como ustedes saben que se resuelve, prestando ayudas a los
países pobres de África, traten de salvaguardar la integridad de
los ciudadanos africanos, ellos no son ciudadanos de tercera como
ustedes bien nos quieren hacer creer, basta ya de comisiones absurdas
para los inmigrantes a todos los niveles y entren en el meollo del
problema, negocien con África, un continente emergente al que no se
le deja emerger, hagan caso a especialistas en la materia como el
economista Angus Deatonen, que alerta en su maravilloso libro “El
gran escape”,
concluyendo así:
''El subdesarrollo, según la literatura económica, se caracteriza
por cuatro puntos principales: escasez -o ausencia- de capital, tanto
físico como humano; falta de integración en los mercados
internacionales; un bajo nivel de industrialización; y, por último,
la trampa del ‘crecimiento empobrecedor', esto
es, cuando el precio de los bienes y servicios exportados se reduce
en poco tiempo frente al de los importados. Si a estas
características le añadimos políticas económicas como el control
de precios, la inflación, la nacionalización de empresas o un
sector público desbocado, con grandes cantidades de déficit y deuda
pública, estamos ante un escenario de pobreza asegurada y
subdesarrollo profundo”.
Si
no se cumplen estos mínimos preceptos de la básica literatura
económica que cualquier ciudadano de a pie es capaz de entender,
para qué coño nos sirven los políticos, pagados por los ciudadanos
para trabajar en este y otros temas, que tanto afectan al ciudadano
en los tiempos que corren. De qué sirven tantas cosas inservibles si
nos quedamos quietos cuando vemos arribar a nuestras costas millones
de inmigrantes en pateras que nos miran con amargura mientras son
detenidos y puestos a disposición de las autoridades del lugar; para
qué queremos un Noviembre de oro y un mar Mediterráneo, si no es
para avergonzarnos de él.