LAS
HORMIGAS
A
Carmen, mi hormiga preferida
Cada
vez me interesan más las hormigas, no es una sentencia vehemente de
un día torcido o de un levantamiento matutino personal con mal pie;
es una realidad, y lo afirmo rotundamente: cada día siento más
admiración y afecto por las horminas, estos maravillosos y curiosos
formícidos, insectos fantásticos que siempre despertaron la
admiración de todas las razas y épocas de los seres humanos desde
la noche de los tiempos. Es muy probable que algún día y no muy
lejano me haga mirmecólogo, es decir estudioso de estos apasionantes
y admirados insectos eusociales o bien buscar la forma de
tranasformarme en una hormiga.
Cuando
estoy en mi casa, ahora ya con más tiempo para todo, me dedico a
observarlas en suelo de la terraza, las veo ir de un lado para otro y
me emociona verlas a mi alrededor, mostrándose ante mí como
animales superiores, insectos gigantescos que nos ganan en todo a los
humanos; incluso llego a pensar que me miran de soslayo cuando oigo
las noticias en la ya necesaria radio portátil, de este mundo
asolado por la mediocridad de los sucesos diarios en un Planeta ya
casi descompuesto por la barbarie del ser humano. Y ellas, las
hormigas, tan fieles a sí mismas, ahí siguen en mi terraza,
rodeando las macetas, haciendo una fila de trabajo, de consulta, de
entendimiento, tan disciplinadas siempre, tan afables con sus
metódicas labores, con su complicidad y armonía entre ellas. Ahí
en ese momento es cuando me viene el verdadero mal humor y mi rechazo
por los seres humanos que nos pasamos la vida creando conflictos,
seres humanos que se odian, que se envidian, que se repelen, que
asesinan y abusan del otro. Entonces vuelvo a mi tarea de mirar a las
hormigas. Y estaría todo el día relajadamente escrutándolas,
adorándalas, en definitiva, ayudándolas a construir su mundo para
ser un poco mejor, ya que en el mío ando tan confuso con las
noticias de última hora que ya estoy pensando y buscándome fórmulas
magistrales para convertirme en uno de esos maravillosos formícidos,
esos deslumbrantes insectos eusociales que no dejaré de admirar,
sobre todo para seguir teniendo paciencia con las noticias que siguen
llegando atropelladamente en este mundo caótico en el que vivo.
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