LIBROS
DE RECUERDO
INFRALEVE. MIGUEL A. HERNÁNDEZ-NAVARRO.
Editora Regional
de Murcia. 2.001
Esta noche, mientras tratábamos de
dormir, hemos oído ruidos, de pronto nos hemos sobresaltado, recordábamos
entonces que durante la mañana y buena parte de la tarde habíamos leído el
libro de relatos “Infraleve”, de Miguel Ángel Hernández-Navarro (Murcia, 1977).
Quizás sólo era un malestar que recorría nuestro interior, lo que provocaba que
el sueño no llegara, entretanto nos venían imágenes del anecdotario de un
hombre feliz, la historia de un escritor que busca deliberadamente el
abatimiento del ser, luego rememorábamos la transformación del maestro por una
obsesión ante la sorpresa del discípulo o un hombre que ve en el patio de un
psiquiátrico los cadáveres de mil quinientos filósofos, personajes estos que
nos llegan desde ese apagado rumor del desasosiego y descienden al sótano del
comportamiento humano, imágenes jamás clausuradas que volvían a cada instante
casi al borde del sueño, personajes atormentados que sufren, además no saben si
están soñando o es la realidad que agazapadamente los vigila. Tal vez nuestro
autor sea también como esos personajes que sin admitirlo están abiertamente al
acecho, un escritor que nunca escribe, un músico que jamás compone, siempre por
debajo de la verdad. Para estar a salvo de posibles dificultades, el autor de
“Infraleve” con deliberación ha tratado de ocultar datos, y esto conmueve aún
más, creando un gran desasosiego, haciendo que los ruidos aumenten y perdamos definitivamente
la ilusión por alcanzar el sueño. Ya lo intuíamos, después de leer la historia
de un ser afortunado que nunca había sentido dolor, no saldremos indemnes, la
desazón irá creciendo conforme la noche avance, entonces ésta la dedicaremos a
la exploración de los límites de la condición de esos personajes que nos
acosan, comenzará la búsqueda, ahora trataremos de desvelar los aspectos
filosóficos y sicológicos de estas narraciones de finales inciertos,
sorpresivos, inesperados, que tanto inquietan, a cada paso descubriremos que la
realidad es mucho más cruel que su representación, los personajes se sucederán
en amenazas, entretanto veremos a ese hombre mirando una bombilla encendida,
con una incandescencia difícil de soportar, lo absurdo, lo irracional también
busca su camino o quizás era que todo estaba vacío y a la vez extrañamente
habitado. Cuando llega la alta noche nos quedamos escuchando lejos del
codiciado sueño, y nos acordamos de alguien que tiene una pistola apuntándole
en la sien izquierda, donde la invención traiciona al protagonista, el autor
sigue con sus juegos preferidos, sueños y pesadillas, realidad y ficción,
personajes atribulados por esas diversiones de la imaginación, esparcimientos
donde el narrador se pasea confiado en que lo que queda en el espejo cuando
dejas de mirarte, es Nada. Después de leer estos relatos, detrás de cada uno de
ellos, después de los recuerdos condicionados, y saber que la noche ha sido muy
larga, sólo nos resta la muerte.
José Cantabella
Este texto apareció en el Periódico El Faro de Murcia el jueves 3 de Junio del año 2.004.
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