ENTREVISTA AL PROFESOR VICTORINO POLO
GARCÍA CON MOTIVO DE SU JUBILACIÓN.
El 14 de Septiembre del año 2008
tuve el placer y la suerte de entrevistar con motivo de su reciente jubilación,
al profesor Victorino Polo García, una de las personalidades más relevantes de
la Literatura Murciana, y de la Literatura Española de los últimos tiempos. La
amplísima entrevista tuvo lugar en Onda Regional de Murcia, dentro del programa
literario: La Torre de papel, espacio
que dirijo desde hace siete años. Esta es la entrevista:
José Cantabella: Profesor
Victorino Polo: quisiera hacer un recorrido por su devenir profesional y vital;
para empezar me gustaría que nos hablara de su nacimiento. Usted es manchego,
nació en la Mancha…
Profesor Victorino Polo: Si, efectivamente,
en el pueblo llamado Fuente Álamo, de la provincia de Albacete, pero de
inmediato quiero aclarar porque lo repito una y otra vez, que yo me siento no
en rechazo manchego, sino todo lo contrario, porque asumo a su vez el haber
vivido los primeros quince años de mi vida en Soria, en Castilla, y por tanto
casi a todos los efectos respondo a lo que los biólogos dicen: que no donde se
nace, sino donde se pace; a tal extremo que yo desconocía el aspecto físico de
Fuente Álamo hasta los dieciséis años, unos tíos míos me llevaron para que
reconociera entre otros lugares, la casa donde nací, la fuente donde me metía
inopinadamente con grave disgusto de mi madre en general, y sobre todo la
parroquia que tiene un santo curioso: San Dionisio Areopagita, claro esto un
lugareño normal no tiene por qué saberlo de San Dionisio, en cambio lo de
Areopagita ya implica una raíz cultural griega etcétera, que no es el caso de
explicarlo en este momento, pero que
tiene la curiosidad y el atractivo al que aludía antes.
J. C. Hablemos de sus padres.
V. P. Mi padre era maestro de Enseñanza
Primaria, lo que después se llamó, a partir de acabada la guerra civil
española, Maestro Nacional de Enseñanza Primaria; y mi madre era lo que
normalmente se entiende por sus labores, ahora bien, quiero destacar dos o tres
cosas de ellos, en primer lugar el hecho de un agradecimiento inmenso por la
calidad que los caracterizó a los dos, tanto en lo humano cuanto en lo
profesional, y que por mi parte yo no hubiera desarrollado ni siquiera la
cuarta parte de lo poco o mucho que he hecho si no hubiera tenido ésa calidad
de padres, eran los dos muy inteligentes, muy sensibles, muy cultos,
preocupados extraordinariamente por la enseñanza, por el saber, por lo que
podían transmitir, y por lo que podían recibir. En todo caso yo recuerdo a mi
madre como una mezcla entre Santa Teresa de Jesús y una mujer espartana, y otra
mujer de la comunidad del pueblo, normal, hipersensible. Mi padre era el
clásico intelectual, no es que viviera fuera del mundo, todo lo contrario, pero
no tenía casi ningún sentido práctico de la vida, que le aportaba mi madre, muy
culto, gran lector, melómano extraordinario, tocaba el piano muy bien y tocaba
el violín.
J.C. Usted pasa
pues la infancia en Soria, es un niño de la posguerra. ¿Qué imágenes tiene de
esa época?
V. P. Si hubiera que ponerlo en términos
cuantitativos o matemáticos diría que un noventa por ciento de felicidad
creativa y un diez por ciento de elementos dolorosos, pero coyunturales.
J.C. ¿Sus primeros contactos con las
Letras?
V. P. Se producen antes de empezar a
estudiar Bachiller. En el pueblo que yo vivía, que se llama Duruelo de la
Sierra, donde mi padre era Maestro, yo hice toda la Enseñanza Primaria con él.
Había dos pequeñas bibliotecas, una en la escuela, como consecuencia de la
distribución de libros que venía de la República, y otra biblioteca parroquial,
el sacerdote era muy amigo de mi padre, mi padre fue republicano toda su vida,
librepensador y laico; yo devoraba todos los libros. Los libros los he tenido
desde siempre, de modo que cuando comienzo el Bachiller yo estaba leyendo por
recomendación de mi padre con catorce años “Los héroes” de Thomas Carlyle, que
es un libro excelente, pero no es un libro fácil, ni mucho menos es un libro
asequible para un jovenzuelo montaraz de catorce años.
J. C. ¿Y pronto decide que quiere ser
profesor?
V. P. Sí. Quizás esto es una gran
influencia materna y paterna, por ambas partes, pero sobre todo del padre, en
plan profesional. Esta vocación docente creo tenerla desde que empecé a
estudiar, y siempre con la imagen de mi padre al fondo, y a partir de ahí
fueron pasando los años y cada vez estaba más convencido que ni sabría hacer
otra cosa, ni me gustaría haber hecho otra cosa que lo que estoy haciendo, y
mis alumnos me lo oyen decir más de una vez durante los últimos treinta o
cuarenta años: que me pagan por hacer aquello que me gusta y que si yo tuviera
un patrimonio normal, no cobraría por dar clase, pero si hubiera tenido un
patrimonio excesivo habría pagado por dar clase, y casi seguro hubiere fundado
un centro de enseñanza en los tres niveles.
J.C. ¿Entonces,
enseguida empieza a estudiar la carrera?
V. P. Hice el
Bachiller acelerado, comprimiendo cursos en años, vine a estudiar a Murcia,
exactamente el 12 de Julio de 1958, me examiné de lo que ahora llamamos prueba
de selectividad, un calor horrible, realicé la licenciatura, y sabía que me iba
a dedicar a la enseñanza antes de terminar la carrera, porque en el verano del
segundo curso, mi padre me aconsejó que hiciera la oposición a Maestro Nacional
y luego que continuara la carrera. Y efectivamente, hice la oposición de
Maestro Nacional, no llegué a dar clase, pedí la excedencia, y a partir de ahí
todo fue rodado, la Licenciatura, el
Doctorado, y la permanencia en lo que antes se llamaba la Escuela de
Formación del Profesorado, con vistas a Enseñanza Media y me dieron una beca
para el Instituto Fray Luis de León de Salamanca.
Siempre
he hablado y escrito mal del sistema de oposiciones, porque me parece absurdo y
falto de toda idoneidad. Pues mira: Maestro de Enseñanza Primaria, Profesor
Adjunto de Instituto, Catedrático de Instituto, Profesor Adjunto de Escuela
Universitaria, Catedrático de Escuela Universitaria, profesor Adjunto de
Universidad y Catedrático de Universidad. Mi padre que tenía un sentido del
humor finísimo, cuánto se habrá reído de mí, decía: para no gustarte las
Oposiciones, hay que ver…Siete aprobadas y tres suspendidas, Cuánto tiempo de
tu vida habrás dedicado a eso.. Y yo no me reconozco por el mundo nada más que
dando clase. Estoy en la Universidad desde el año 1963 dando clase.
J.C. Luego llega la Cátedra de
Literatura Hispanoamericana.
V. P. Así es, la Cátedra de Literatura
Hispanoamericana llega en el año 1986. Quisiera hacer en este momento un
recuerdo elogioso a tres profesores que tuve en la Universidad: D: Ángel
Balbuena, D. Manuel Muñoz Cortés y D.
Mariano Baquero.
J.C. ¿Usted siempre ha sentido mucha afición
por la Literatura Hispanoamericana?
V. P. En el siglo XX el gran capítulo
de la narrativa está escrito en español, como españoles: Cela, gran escritor y
sobre todo los escritores hispanoamericanos, diez o doce escritores y no
exagero. A partir de ahí se intensifica mi afición hacia esa literatura, cada
vez descubro más ese deslumbrante mundo, sobre todo en narrativa y poesía y es
lo que vuelco en los estudiantes, cursos y en mi propia lectura y escritura.
J.C. Usted ha traído a Murcia a
prácticamente todos los más grandes escritores españoles e hispanoamericanos del
siglo XX.
V. P. Creamos ciclos de Literatura
viva, a raíz de eso, los escritores buenos no basta con que leamos sus libros. Me
siento muy orgulloso de que todos esos grandes escritores, españoles e
hispanoamericanos, hayan pasado por nuestras aulas, paseado por nuestras calles, y hayan tomado
café en nuestras cafeterías.
J.C. ¿Qué escritor de todos ellos le ha
llamado especialmente la atención?
V. P. El escritor
que más me llamó la atención por diferencia de comportamiento fue José Donoso,
con la humanidad física que tenía, con su facundia, y descubro que detrás del
escritor está el hombre comprometido con su época y sus problemas. También Mario Vargas Llosa, por su talento y
su rigor de trabajo. Desde el punto de vista vital: Guillermo Cabrera Infante.
En lo más emotivo: Roa Bastos, una gran calidad humana.
J.C. ¿Y qué escritor se le ha escapado?
V. P. Solamente
uno, y las tres veces que he hablado con él, siempre me ha dado la misma
respuesta, qué cómo iba venir a Murcia si había rechazado ofertas de Oxford,
Yale, etc.
J. C. Después llegan las conferencias,
congresos, ciclos…
V. P. Eso ha sido tremendo. Yo mismo me
sorprendo y me digo que de dónde he sacado tanto tiempo para atender todo eso.
Esto me ha llevado mucho tiempo, y donde más a gusto me he sentido ha sido en
la organización de cursos y encuentros aquí en Murcia. Si revisamos los datos
desde el año 1980 aproximadamente vuelvo a decirte que me sorprendo de la
cantidad de gente que ha pasado por aquí.
J.C. También satisfecho de haber pertenecido
al jurado del Premio Cervantes en varias ocasiones.
V. P. Debo de decir en general y no es
falsa modestia que me siento muy orgulloso de haber participado en seis
ocasiones en este jurado del Premio Cervantes, y sobre todo de haber
contribuido a que se le concediera el galardón a Cabrera Infante en la primera
oportunidad, de la que más orgulloso me siento. También orgulloso porque por lo
menos he contribuido modestamente a haberle otorgado el premio a escritores que
merecen todo mi respeto y soy admirador de ellos.
J.C. Hay otra faceta suya que es la de
escritor, articulista, ensayista y poeta: Háblenos de esa faceta.
V. P. Esto son dos
ríos paralelos, desde que yo empiezo a estudiar el Bachiller en serio ya estoy
escribiendo, yo he escrito toda mi vida, creo que no he dejado ni una semana de
escribir algo. Pero llegó un momento en que me di cuenta que las capacidades
que Dios y la Naturaleza me dieron siguen dos caminos, en la enseñanza como
profesor y en la escritura como creador, era más importante, es decir, tenía
más desarrollado el síndrome de la Enseñanza y menos el de escritor, con esto
no quiero decir que sea malo, sino que haciendo el balance, para orientar y
dedicar la vida a todo eso, la elegí sin dudarlo, profesor en activo siempre y
escritor en privado siempre. Hasta que llegó el momento en que en determinadas
circunstancias me decidí a publicar mi primer libro de versos, que es un libro
geométrico, muy simétrico que abarca las tres grandes actividades de la vida
humana: la historia, el arte y el amor, porque sin ninguna de las tres la vida
no tiene sentido; y luego vinieron otros libros de creación, además de los de
investigación.
Lo
de ensayista me ha gustado siempre, es una forma de escribir viva y desde el
año 1975 me llamaron de un periódico, un director, con dos condiciones: no me
pagas y no me mueves ni una coma. Es una labor interesante que un profesor
desde su asignatura, desde su conocimiento, proyecte la labor universitaria,
una ventana por lo menos hacia la sociedad que nos justifica.
J.C. ¿Su libro de cabecera cuál ha
sido?.
V. P. Dos o tres. En primer lugar
aunque esto parezca conservador, La Biblia, porque en la Biblia está casi toda
la Literatura, desde los libros históricos, de compromiso, hasta los libros
sentimentales, tragedias, cantos, ahí está todo, esa lectura ha sido habitual
en mi vida. Luego ha habido dos grandes poetas a los que he leído desde muy
joven, Antonio Machado, que es el que más he leído, y Pablo Neruda, estas son
mis aficiones personales, no mi opinión profesional, es lo más emocional.
J.C. Borges o Cortázar?
V. P. Como diría un castizo, los dos,
porque en estos casos elegir siempre es injusto. Borges tiene una frialdad,
pongamos esto subrayado, que nunca tiene Cortázar. Borges no tiene la capacidad
de juego de Cortázar. Así que si tuviéramos que buscar en síntesis un escritor
que reuniera narrativamente todo lo que cabe esperar de él, tendríamos que
llamarlo Borges-Cortázar o Cortázar-Borges.
J.C. ¿Cervantes o Quevedo?
V. P. Cervantes
como lo más grande que ha escrito un hombre que se llama D. Quijote de la
Mancha; esto no está al alcance de casi nadie, pero como escritor, Quevedo es
mucho mejor escritor que Cervantes, lo que pasa es que Quevedo tuvo la
desgracia de no acertar con la gran obra genial, que es el gran talento que
tuvo Cervantes.
J.C. ¿Además de lo literario, qué cosas
hace Victorino Polo?
V. P. Hago muchas cosas, aunque algunas
son inconfesables, por ejemplo me gusta mucho la jardinería, todo lo que se
refiere a tocar la tierra con las manos, me encanta, y por eso siempre vuelvo
hacia las zonas montaraces o montañosas, es decir a mis pinares de Soria. Me
gusta modelar y pintar, y en casa conservo unos cuadros entrañables de cuando
mi madre (que pintaba muy bien) me enseñó a manejar, primero, el óleo que es
sencillo y luego las acuarelas que es lo complicado. Me gusta la música de todo
tipo, estudié la carrera escuchando música con una radio de unos tíos. Me gusta
conversar, me gusta la amistad, me gusta hablar, aunque no sea de conversación,
así que siempre que me invitan para hablar de lo que sea, allí estoy, y algunas
cosas más…
J.C. Hablemos de su familia actual.
V. P. Aparte de los hermanos que
pertenecen a la familia anterior, mi mujer es Carmen Alba, que es catedrática
de Física y Química; tengo tres hijos, el mayor, Javier, hizo Derecho, pero
tiene mucha afición por las Letras, escribe muy bien, tiene muchos amigos
escritores, a su vez tiene dos hijos, mellizos, una niña y un niño; luego mi hija
Lidia, que también estudió Derecho, que tiene una hija, que es la mayor, y la
tercera hija es Mari Carmen que es médico, y que tiene a su vez un niño. Ese es
el núcleo familiar que tengo desde hace muchos años, y con el que espero
morirme dentro de muchos años si Dios quiere, cuando estos nietos sean hombres
y mujeres hechos y derechos, y hechas y derechas, como se decía antiguamente.
J.C. Hablemos de
su reciente jubilación.
V. P. Poniendo un poco de humor: la
jubilación debería de estar prohibida por decreto, y el que quiera jubilarse
que se jubile, y el que no, y siempre que tenga dotes físicos y mentales, que
continúe, dicho lo cual, me jubilé oficialmente el 10 de Marzo del 2008 cuando
cumplí los setenta años, el rector de la Universidad generosamente nos concede
terminado el curso académico, con lo cual se hace efectiva esa jubilación el 30
de Septiembre del 2008, a partir de ese momento, podríamos ser o no a petición
propia profesores eméritos, y según decisión subsiguiente del rectorado y de la
junta de gobierno. Yo no tenía pensado pedirlo porque tenía tantas cosas a
medio hacer y tantas cosas por terminar que un día le dije al Rector en plan de
humor: si me dejas el despacho y un teléfono yo no me pido el ameritado, me
dijo, pues muy bien, concedido, pero me llamó al poco tiempo y me dijo: si no
das clase y estás muy bien, se queda un tercio del programa sin dar, chantaje
moral que yo acepté, pedí lo de emérito, me lo concedieron generosamente, y a
partir del día 1 de Octubre del año 2008 con el mismo trabajo que años
anteriores, sin variar un ápice, continuaré ya no como Catedrático en activo,
sino como Profesor Catedrático Emérito de la Universidad de Murcia.
J.C. Y ya para ir terminando me
gustaría que nos hablara del contacto y trato con sus alumnos.
V. P. Siempre ha tenido como una
especie de bisel, por una parte he procurado transmitir lo que la enseñanza que
nunca debió de dejar de ser educación debe ser, y en lo que debe consistir por
parte del profesor, que ni es un amigo de los alumnos, ni es un colega, ni es
un colaborador, ni aprende junto con ellos, no, el profesor aprende, digamos,
juventud e impulso de sus alumnos y los alumnos deben de aprender ciencia y
sabiduría y otras muchas más cosas de su profesor, así que siempre he procurado
estar cerca de ellos, y en ese sentido no me puedo quejar, por lo menos unos
grupos muy cualificados han recibido bien el mensaje. Por otra parte los he
considerado como un elemento esencial, sin el cual no tiene sentido la
enseñanza, y también por esas veredas les insisto una y otra vez que no deben
de limitarse a estar sentados en un banco recibiendo las sabias explicaciones
del profesor, y que deben de participar activamente, y cuando se tiene la
suerte de una enseñanza y asignaturas como las nuestras, que están basadas en
los libros, el libro debe de ser el punto de concentración, a partir de ése
libro, que es lo hermoso, viene la voz del profesor que se refleja ahí, y la
voz del estudiante, y la subsiguiente corrección; porque siempre les digo: si
yo supiera tan poco como vosotros sabéis ahora, no deberíais estar aquí, y si
vosotros supierais tanto como yo para enseñarme, no deberíais estar ahí
tampoco, de modo que yo creo que entienden muy bien la relación.
J.C. ¿Cree usted que ha cambiado el
alumno de hoy con relación al alumno de hace veinticinco o treinta años?
V. P. Yo creo que hay tres etapas del
estudiante: una etapa en la que yo empecé, donde el entusiasmo por estudiar
todavía era casi el mismo que yo tenía, porque sabíamos que la carrera y la enseñanza
iban a producir una liberación vital básica. Otra etapa donde los estudiantes
tienen una mejora de la situación económica y consideran la carrera, medio para
conseguir un puesto de trabajo en la sociedad. Y ahora actualmente donde existe
un porcentaje pequeño de auténticos estudiantes, los que en su conjunto son
mejores que los de las etapas anteriores, incluso de la mía, y luego hay una
gran cantidad de estudiantes, quiero llamarles despistados, que están allí como
podrían estar en otro lugar, cuya participación es difícil de lograr.
J.C. ¿Díganos cuales son los próximos acontecimientos literarios
que va a organizar?
V. P. Principalmente
hay uno muy importante, lo patrocina directamente el Presidente de la Comunidad
de Murcia, que es muy sensible a estas cosas que yo le agradezco, en Marzo del
año 2009 haremos un gran encuentro literario básicamente español, más
ampliamente hispanoamericano, con implicaciones universales, actualizaremos lo
que está pasando con la novela y la poesía. Serán diez escritores, diez
críticos, y diez profesores, en parte como congreso y se hará de todo ello un
libro.
También
seguiremos con los Premios Cervantes, el Premio de Cuento Julio Cortazar, el
Vargas Llosa de Novela y así un largo etcétera.
J.C. ¿Alguna cosa que quiera añadir
profesor?
V. P. Tres cosas,
primera y más importante, agradecerte que hayamos estado aquí esta noche
practicando una de las cosas que más me gusta, como te decía antes, la
conversación, te conozco muy bien, creo que me conoces muy bien también, y te
lo agradezco de todo corazón,. Una segunda, que a través de las ondas se esté
produciendo algo que siempre me ha atraído y con lo que siempre he batallado y
trabajado, y es que los demás aunque no sean universitarios, tengan la
oportunidad de oír hablar de libros, de enseñanza, de escuelas, de institutos,
universidad, etc. Etc. Y la tercera es un deseo, que si quien me está
escuchando ahora no ha leído nunca un libro que salga a la calle a comprar el
primero que encuentre, y si no está clara la situación que me llame por
teléfono y yo les recomendaré unos cuantos libros, y como es previsible, los
que nos estén escuchando habrán leído muchos libros, que insistan, porque en
los libros está casi todo escrito y no
sólo lo intelectual, lo vital, emocional etc.
J.C. ¿La Literatura hispanoamericana
tiene vigencia actualmente?
V. P. Tiene más vigencia en función de
esos grandes escritores que he citado anteriormente, los escritores del Boom, que tienen toda la calidad y han
aplastado a las generaciones siguientes, pero actualmente, tanto en novela como
en poesía hay autores muy representativos como para que cuando pasen unos años,
y ya los grandes sean clásicos, la literatura hispanoamericana no tanto como en
los años sesenta, pero sí que tiene una vigencia fuerte y una calidad notoria.
J. C ¿Y la Literatura Española actual?
V. P. Exactamente igual, estamos
viviendo, como dicen, un momento dulce en toda la Literatura Española, tanto en
la cantidad como en la calidad de los escritores y si eso lo vamos compartimentando,
ocurre lo mismo aquí en Murcia, es decir, en Murcia se escribe mucho y muy
bien; de modo que esto es un reflejo de lo que está ocurriendo en el resto del
país, lo cual es para que nos congratulemos todos.
J.C. Pues D. Victorino Polo García,
gracias por su presencia aquí esta noche, gracias por sus palabras, me ha hecho
muy feliz tenerle aquí por muchas razones que no voy a contar ahora y que
tienen que ver con lo que usted me ha enseñado de Literatura, cosa que le
agradezco profundamente.
V. P. Todo lo que acabas de decir es
compartido por mí. Muchas gracias a ti.
José
Cantabella
*Esta entrevista se publicó en la
Revista Lunas de papel nº 3 otoño-invierno 2008, revista dirigida por María José Sánchez Vázquez y José Cantabella.
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