EL
VIAJE A LA LUNA
Estoy
abatido y desesperado, me asalta la imagen opresora de la pesadilla
reincidente. El motivo no es por mi reciente separación de Amalia
Castillo, la única mujer que ha habido en mi vida, la madre de mis
hijos y una de las componentes de la familia más influyente de
Recuerdo, sino que esa desesperación me invade por la noticia que
corre por la ciudad, la familia Castillo está por fin de viaje a la
Luna, la primera familia en el mundo que consigue este objetivo.
Cualquiera
se sentiría como yo en estos difíciles momentos, no es para menos,
de pensar que lo que siempre creí que era una ensoñación, una
quimera, una ilusión de gente simple, y que ahora hayan hecho
realidad por fin el sueño, esto me sume en un reiterado desánimo, y
enseguida aparece la pesadilla. En realidad he de confesar que
durante años también fue ese mi sueño, para ser fiel a la verdad,
y tras el transcurso de los años entre ellos me contagiaron de esa
supuesta fantasía. Yo siempre los había oído en tertulias íntimas
de hermanos y cuñados (a mi nunca me aceptaron) que harían todo lo
que estuviera en su poder para conseguir ese viaje que colmara al fin
las ambiciones de toda una vida. He de precisar para ser en toda
medida justo que hechos como que fueran gentes muy fantasiosas, y que
siempre viajaban todos juntos en familia serían elementos más que
de sobra para que no lo consiguieran; nunca imaginé que por fin se
salieran con la suya, además, de haberlo supuesto, yo jamás hubiera
forzado la ruptura matrimonial, aunque tal vez el desencadenante que
ha propiciado ese deseado viaje a la Luna haya sido aprovechar la
coyuntura de mi separación con Amalia Castillo.
Este relato pertenece a mi libro: Historias de Chacón (Editora Regional de Murcia, 2.005)
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