LA
GOTERA EXISTENCIAL
Afuera llueve, dentro de la
casa una gotera se deja ver otorgando todos sus inmediatos efectos,
en el escritorio Chacón sujeto al ordenador trata de contar la
historia de la gotas que se suicidan cadenciosamente contra su
cabeza, pero no deja de mirar la pantalla mientras teclea con rabia,
momentos de cólera terrible, las siente caer, también advierte la
tendencia metafísica, aunque no quiere despistarse ni un ápice,
sabe que las gotas le hacen estar poco a poco más oprimido, aunque
todo se va conformando, mera especulación racional, además cada vez
se nota más mojado, el pelo le chorrea con abundancia, son los pagos
de su conducta, el sentido del ser, sabe positivamente que podría
levantarse, quizás esté entrecortado por la embriaguez creadora,
sometido a los meandros que le conduce la escritura, pero se limita a
pensar absurdamente que necesita un paraguas. Las gotas continúan
cayendo y teme una reacción de las palabras no previsible u otro
tipo de situación que aprehenda las esencias cualitativas que formen
por fin el coagulo existencial, el pasaje filosófico, todo
solidificado, haciendo que esté obligado a mirar hacia su interior
para después fijar la vista en el techo donde la gotas empiezan a
crecer de ritmo, modificando la manera que haga tan misterioso como
indescifrable lo privilegiado. Con una extraña regularidad la gotera
va aumentando de tamaño, proporcionadamente el orificio se agranda,
intensificándose la historia que está a punto de terminar, en ese
momento el goteo desata su ira, entonces el chorro golpea con tanta
presión que cae sobre su cabeza, luego, golpeándose contra la
pantalla del ordenador cae boca abajo, haciendo por fin que Chacón
semincosciente yazca mirando lo abstracto y universal de la vida, el
gran orificio del techo, provocando que pueda ver como llueve afuera.
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