ENTREVISTA
DE TRABAJO
En
lo primero que se fijó cuando abrió la puerta del lujoso despacho
después de tocar dos veces con los nudillos de la mano izquierda,
fue que la señora que lo esperaba de pie junto a la mesa de despacho
mostrando con su mirada un reposo angustiado para la entrevista de
trabajo, llevaba la arrugada falda más arriba de los muslos, y el
cinturón que la sujetaba desabrochado. Entretanto, sintiendo una
gran tristeza irónica lo vio todo claro, sólo tuvo que explicarle
Chacón a la señora Ministra durante dos horas de charla amable lo
principal de un currículum que reposaba casi ridículo encima de la
mesa, acaso hablaron de algunos detalles sin interés de su vida
sencilla, hasta que él se levantó de la incómoda silla, se acercó
sigilosamente a la mesa del despacho, se metió por debajo de ésta
hasta llegar junto al cómodo sillón aterciopelado del que se dejaba
deslizar con segura lentitud un hermoso cuerpo, de rodillas le separó
las piernas en el mismo momento que descubría que no llevaba ropa
interior, entonces buscó con habilidad en la oscuridad del mediodía
radiante un sexo húmedo dispuesto a ser complacido, comenzó a
lamerlo despacio hasta que transcurridos breves instantes sintió los
desmesurados y placenteros espasmos que procedían del otro cuerpo,
después, al mismo tiempo que la señora ministra se ajustaba la
ropa, recompuso su figura, dejando intacto el silencio de la
estancia, esforzándose en advertirle al entrevistado que la visita
había terminado.
A
la mañana siguiente Chacón volvió a la oficina de la señora
Ministra para firmar el contrato que lo nombraba su secretario
particular por tiempo indefinido.
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