miércoles, 17 de agosto de 2016

ILSE AICHINGER, UNA POETA INJUSTAMENTE OLVIDADA

Hay escritores que injustamente caen en el olvido, es el caso de esta magnífica poeta y novelista austriaca, Ilse Aichinger, que su obra es casi desconocida en España. Eso no da ni quita a una obra, pero sí que es una injusticia con la cantidad de libros que se publican en nuestro país al cabo del año. Afortunadamente la profesora gallega Ana Rosa Gómez Pato, hace unos años que se tropezó con 'Consejo gratuito' en una librería de Viena con este maravilloso libro, y enseguida pensó en traducirlo al español. Yo tuve la fortuna en la época que dirigía el programa La Torre de papel de entrevistar a la traductora, y desde entonces es un libro que leo y releo, pues son de una belleza suprema sus versos.



Ilse Aichinger nació el 1 de noviembre de 1921, hija de madre judía. Su madre era médica y su padre, maestro. Pasó su infancia en Linz y, después del divorcio de sus padres, en Viena. Allí sufrió la persecución judía en la época nacionalsocialista. En 1945, una vez terminada la II Guerra Mundial, inició la carrera de Medicina en Viena, si bien la interrumpió en 1947 para poder terminar su primera novela, (La gran esperanza,1.948). A partir de 1950 trabajó en la editorial Fischer, donde fue publicada la novela, y en una Escuela Superior en Ulm. En 1953 se casó con el escritor alemán Günter Eich, a quien había conocido en un encuentro del Grupo 47.

'Consejo gratuito' es una maravillosa oportunidad para conocer a una de las más grandes autoras de la literatura austriaca, y un texto considerado como uno de los poemarios más importantes de la literatura en lengua alemana de la posguerra”, en palabras de la profesora Gómez Pato, traductora del poemario al castellano,para la Editorial Linteo de Orense.






Un excelente poema de este libro:


DEDICATORIA

No os escribo cartas,
pero no me costaría morir con vosotros.
Descenderíamos por las lunas,
el primer descanso aún tendría lugar
con los corazones de lana,
el segundo nos encontraría con lobos
y matas de frambuesa
y el fuego que no alivia, en el
tercero yo ya estaría
en vuestro cielo con vosotros
a través de delgadas nubes cayendo
con sus exiguos musgos
y abundancia de estrellas
que cruzamos tan fácilmente. 

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