ILSE
AICHINGER, UNA
POETA INJUSTAMENTE OLVIDADA
Hay
escritores que injustamente caen en el olvido, es el caso de esta
magnífica poeta y novelista austriaca, Ilse Aichinger, que su obra es casi desconocida en
España. Eso no da ni quita a una obra, pero sí que es una
injusticia con la cantidad de libros que se publican en nuestro país
al cabo del año. Afortunadamente la profesora gallega Ana Rosa Gómez
Pato, hace unos años que se tropezó con 'Consejo gratuito' en una
librería de Viena con este maravilloso libro, y enseguida pensó en
traducirlo al español. Yo tuve la fortuna en la época que dirigía
el programa La Torre de papel de entrevistar a la traductora, y desde
entonces es un libro que leo y releo, pues son de una belleza suprema
sus versos.
Ilse
Aichinger nació el 1 de noviembre de 1921, hija de madre judía. Su
madre era médica y su padre, maestro. Pasó su infancia en Linz y,
después del divorcio de sus padres, en Viena. Allí sufrió la
persecución judía en la época nacionalsocialista. En 1945, una vez
terminada la II Guerra Mundial, inició la carrera de Medicina en
Viena, si bien la interrumpió en 1947 para poder terminar su primera
novela, (La gran esperanza,1.948). A partir de 1950 trabajó en la
editorial Fischer, donde fue publicada la novela, y en una Escuela
Superior en Ulm. En 1953 se casó con el escritor alemán Günter
Eich, a quien había conocido en un encuentro del Grupo 47.
'Consejo
gratuito' es
una
maravillosa
oportunidad para conocer a una de las más grandes autoras de la
literatura austriaca, y un texto considerado como uno de los
poemarios más importantes de la literatura en lengua alemana de la
posguerra”, en palabras de la profesora Gómez Pato, traductora
del poemario al castellano,para
la Editorial Linteo de Orense.
Un excelente poema de este libro:
DEDICATORIA
No
os escribo cartas,
pero
no me costaría morir con vosotros.
Descenderíamos
por las lunas,
el
primer descanso aún tendría lugar
con
los corazones de lana,
el
segundo nos encontraría con lobos
y
matas de frambuesa
y
el fuego que no alivia, en el
tercero
yo ya estaría
en
vuestro cielo con vosotros
a
través de delgadas nubes cayendo
con
sus exiguos musgos
y
abundancia de estrellas
que
cruzamos tan fácilmente.
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